lunes, 4 de octubre de 2010

Naufagio en la música clásica valenciana


El déficit económico del Palau de les Arts es un reflejo de la deriva que ha tomado la cultura y la economía en la sociedad valenciana en los últimos años. Este coliseo artístico recibe cada vez menos dinero de las esquilmadas arcas públicas valencianas y estatales, y se ha instalado, desde su inauguración, en una dinámica de perder dinero a espuertas. Pero esto ya no es una noticia que alarme al ciudadano medio que ha visto como, desde hace unos años, su calidad de vida, en general, ha menguado. Como también ha menguado la oferta artísitica de este recinto. En la temporada 2007-2008 se representaron 10 óperas, más numerosos conciertos, recitales y ballets. La 2008-2009 solo siete óperas y una zarzuela. La pasada solo siete óperas. Y en la presente estará en seis de temporada más dos del Festival del Mediterráneo. Con todo, el Palau de les Arts programa cada vez menos, pero sus costes fijos son elevadísimos. Con lo cual, tener abierto cada año el coliseo cuesta un pico.


Pero, el Palau de les Arts es otra cosa. Es el representante de la Liga de Campeones de la Ópera en Valencia. Y la pujante sociedad valenciana, que en todos los sentidos es vanguardista como proclaman los políticos locales, ¿le ha dado la espalda a este recinto? Tenemos una manera de comprobarlo, además de la venta de entradas y abonos. Me refiero a los patrocinadores valencianos, a las empresas privadas lideres de nuestra tierra, que aparecen en los medios de comunicación, y que se reúnen de vez en cuando, con los dirigentes políticos valencianos.


Una breve visita a su página web es reveladora en este sentido. Como Mecenas del Palau de les Arts está Bancaja. Además, son patrones del coliseo Telefónica, y como patrocinador aparece la CAM.


El tema se complica cuando llegamos a las figuras de protector, benefactor y esponsor, que se diferencian en su grado de aportación económica al Palau. En el primer apartado está Ferrocarrils de la Generalitat, el Puerto de Valencia, y RTVV (entidades públicas), y el Grupo Boluda, Iberdrola, Nefinsa y Casinos del Mediterráneo (empresas privadas). En apartado de benefactores están un concesionario de coches de Valencia, Aumar y ACS. En el último escalafón de patrocinio, esponsor, se encuentran, Secopsa, La Caixa, Randstad, Caixa Catalunya, Cleop, Cemex, Acciona, PriceWatherHouse, Rover Alcisa, Pavasal, Eulen, y Aguas Lanjarón.
Bueno, quitando de Telefónica, Bancaja y a la CAM deberían de apoyar al Palau de les Arts y lo hacen. Pero hagan cuentas. De todas las empresas privadas que he enumerado ¿cuantas son valencianas? Y piensen, además, en las más pujantes que no se encuentran en la anterior relación….piensen, piensen, que es gratis.

martes, 28 de septiembre de 2010

Vuelta a la Primera Guerra Mundial


¿Qué tiene la Primera Guerra Mundial que los novelistas de renombre acaban situando alguna de sus obras en este conflicto? Tal vez porque es una de las guerras que más ha influido en la historia reciente europea. Inició el conflicto arabe-israelí al caer el Imperio Otomano, propició la Revolución Rusa, y cambió el mapa europeo en la región de los Balcanes, por ejemplo. Además, fue el primer conflicto filmado y fotografiado profusamente. Un hecho este que ayudó a difundir los horrores provocados por esta guerra y que provocó la creación después de la guerra de la Sociedad de Naciones, germen de la actual Naciones Unidas.

Pero volviendo a la literatura, es interesante el caso de los dos autores de best-sellers, Anne Perry y Ken Follet. En el caso de Perry, la autora ha escrito recientemente cinco novelas ambientadas en esta guerra, empezando por “Las tumbas del mañana” y acabando por “No dormiremos”.

Por otro lado, el nuevo libro de Ken Follet, “La caída de los gigantes” narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y la lucha de hombres y mujeres por sus derechos. La historia empieza en 1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. En esta manera de iniciar su novela, Follet coincide con el ensayo “Los cañones de agosto” de Barbara Tuchman.

Si a estos autores sumamos la reedición de la tetralogía “El final del desfile” de Ford Maddox Ford, o los más recientes éxitos de “Largo Domingo de noviazgo” de Sebastián Japrisot, o de “La canción del cielo” de Sebastián Faulks, podemos afirmar tranquilamente que la Primera Guerra Mundial, interesa a los lectores, y a los escritores.

martes, 21 de septiembre de 2010

¿Sona la banda?


Este el título del programa que está preparando Canal 9 sobre el mundo de las sociedades musicales valencianas. Realmente, el título no lleva los interrogantes, estos se los he puesto yo. Y se los he puesto porque el programa me genera más dudas que otra cosa.

"Sona la banda" tiene una duración de 30 minutos y su objetivo es conocer a las bandas a través de sus músicos. Según he podido saber, el programa retrata un día en la vida de los músicos, con sus anécdotas y quehacer diario, se asiste a un ensayo, y finaliza con una actuación de la banda, bien en un concierto, o bien en otro tipo de evento. Este es el planteamiento del programa que se está poniendo en contacto con las sociedades musicales valencianas para pedirles su colaboración.

Es curiosa la relación de Canal 9 con las sociedades musicales valencianas. Ha habido pocos programas dedicados a ellas, en horarios nocturnos, y con pocas retrasmisiones de festivales o certámenes. Ahora, el ente público valenciano retoma el interés por la música (en la línea de “Cantem de Cor”) pero desde el punto de vista lúdico y más cercano a “Operación Triunfo” que a un programa informativo serio y riguroso como, por ejemplo “Página 2” de RTVE dedicado, en este caso, a la literatura.

Por ello, me pregunto: ¿le interesa a Canal 9 realmente las sociedades musicales valencianas de una manera seria o solo como espectáculo pasajero? Las bandas valencianas generan un flujo informativo del que pocos medios se hacen eco. Cursos, seminarios, conciertos, actividades, o estrenos absolutos de obras, entre otros actos que son ignorados por los medios de comunicación. Hay que decir que la mayor parte de las sociedades musicales tampoco han desarrollado la capacidad de hacerse visibles mediáticamente. Dedican pocos recursos a comunicación en todas sus vertientes como actualizar sus páginas web o enviar notas de prensa a los medios, por ejemplo.

También hay que destacar que sí que hay medios que prestan atención a las sociedades musicales pero que utilizan una fórmula anclada en el siglo pasado. Creo que no se pueden hacer programas de radio o de TV cuyo mayor mérito sea la difusión de una actuación de una banda en concreto. ¿Dónde están las informaciones sobre las actividades de todas las sociedades? Esto resta audiencia e interés a unos programas, que solo por estar en la parrilla de una TV o de una radio merecen un aplauso. Pero hay que renovarse porque las sociedades musicales lo están haciendo. Así que no creo que “Sona la banda” vaya a paliar este déficit informativo. Solo mostrará el lado más costumbrista y tradicional de unas bandas que se merecen más y mejor atención por parte de los medios de comunicación.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Sherlock ha vuelto


La BBC acaba de estrenar una mini serie sobre el personaje creado por Arthur Conan Doyle en el siglo XIX. Se trata de una actualización de Sherlock Holmes a nuestros días pero con las tramas argumentales de los relatos más interesantes. Es una puesta al día más que digna y marca el camino a otras productoras y televisiones del mundo sobre cómo se debe de hacer una revisión de un personaje de ficción de la importancia de Holmes.

Nacido en las páginas del Strand Magazine, una revista londinense asequible a todos los bolsillos, Sherlock se hizo en poco tiempo un personaje muy popular en la sociedad británica, primero, y en todo el mundo después. Su enigmática personalidad, su tenaz lucha contra el crimen en todas sus formas, y su renovadora visión de los criminales, le han convertido en un icono cultural de primer nivel.

La nueva serie está protagonizada por Benedict Cumberbatch, como Holmes. Cumberbath protagonizó en 2004 una biografía sobre el científico Stephen Hawking por el que fue nominado a un premio BAFTA de la televisión británica. Por otro lado, el doctor Watson es Martín Freeman, conocido por su participación en la versión inglesa de “The office” o “Love Actually”. Por cierto, este actor interpretará al protagonista de “El Hobbit” (Bilbo Bolsón) en la palícula que se está preparando desde hace años y que produce Peter Jackson.

La serie ha gustado y, de hecho, se está rodando su segunda temporada. La mayor parte del equipo de producción es el mismo que el de la exitosa “Doctor Who”, otro de los clásicos puesto al día. El productor y guionista Steve Moffat, que también actualizó al “Doctor Jekyll y Mr. Hyde” en la serie “Jekyll”, es junto a Mark Gatiss el impulsor de esta nueva serie sobre Sherlock.

Si en las adaptaciones clásicas del personaje, tanto en TV como en el cine, Sherlock destila una gran pasión por las nuevas técnicas forenses, en esta adaptación es un fan de las nuevas tecnologías. De esta manera tanto él como Watson, (un médico militar que estuvo destinado en Afganistán en esta serie), tiene su propia página web (Sherlock) y blog (Watson) en Internet, que los espectadores pueden consultar, y en la que los protagonistas vierten sus comentarios sobre los casos que investigan. Creo que este es el gran acierto de la serie porque no podemos ver a Sherlock con los ojos del siglo XIX, sino con los del XXI.

lunes, 5 de julio de 2010

La lejana guerra


En los últimos meses dos estrenos, uno televisivo y otro cinematográfico, han tratado el conflicto bélico que asoló el Lejano Oriente desde la década de los años treinta hasta 1945. El primero de estos ha sido la miniserie “The Pacific”, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks. Se trata de una serie coral, de un auténtico puzzle que intenta mostrar los sufrimientos de los soldados que lucharon el frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. A este escenario de la guerra se le ha prestado menos atención que al europeo y por tanto, se ha estudiado menos al régimen militarista japonés que al de Hitler. Esta falta de atención se destila también al ver “The Pacific”. Las prioridades militares y logísticas de los aliados estaban con el teatro de operaciones europeo y no con el del Pacífico. Así, el Ejército y la Marina de los EE.UU sufrieron recortes en los suministros de materiales y de hombres muchas veces durante la guerra porque sus dirigentes tenían como prioridad acabar con los nazis antes que con los japoneses.

Por otro lado, se estrenó hace unos meses “Ciudad de Vida y Muerte”, una película china que narra la llamada “Matanza de Nanking”, ocurrida en 1937. En ese año el ejército imperial japonés tomó esta ciudad, que ejercía de capital de China, dentro de su campaña de conquista del país iniciada años antes. Los crímenes de guerra fueron de tal calibre que se estima que los militares japoneses asesinaron a 200.000 civiles. Según Alan Schom en su libro “La Guerra del Pacífico” Ed. Paidós (2005) “los soldados japoneses mataron a 12.000 niños y hombres en edad militar durante sus practicas “en vivo” con bayonetas, con el conocimiento de sus superiores que observaban el espectáculo”.

El film, que ganó la Concha de Oro del pasado festival de cine de San Sebastián, adopta un punto de vista coral para mostrar las vivencias y desgracias de los militares chinos que defendieron la ciudad, de los civiles, así como el de los invasores japoneses. El resultado es una película dura que rompe un tópico: que los soldados japoneses se comportaron de manera bárbaros y que fueron inmunes al sufrimiento ajeno. Estos dos ejemplos han hecho que se vuelva a hablar de un conflicto que nos queda lejano pero que fue de una importancia capital. Hay que pensar que Hiroshima y Nagasaki fueron arrasadas por sendas bombas atómicas. Fue el último acto de la Segunda Guerra Mundial y el primero de la Guerra Fría.

martes, 22 de junio de 2010

Pausa en El Cabanyal

Estamos viviendo una pausa en el tema del Cabanyal. Parece que las actuaciones están paralizadas desde hace meses pero el tema está latente, esperando el momento de volver a la primera plana de la actualidad.


Es tal el mar de fondo que se ha armado con la ampliación de la avenida de Blasco Ibáñez que parece que la opinión pública esté saturada de este tema. Esta lucha saca lo mejor y lo peor de un grupo de vecinos afectados y del Ayuntamiento. Recuerdo como presencié hace diez años, en el pleno del Ayuntamiento de Valencia en el que se aprobó el plan, y como la policía local retuvo a las personas contrarias a la prolongación que querían desplegar pancartas en el hemiciclo mientras los periodistas accedíamos al interior del consistorio. La sorpresa fue que éste ya estaba lleno de pancartas a favor de la prolongación que habían colocado militantes del PP del barrio. Creo que fue un augurio sobre cómo se iba a desarrollar este proyecto: la batalla sería larga.

El Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) del Cabanyal es un proyecto mucho más extenso que la sola ampliación de la Avenida Blasco Ibáñez. Pero, ¿qué balance podemos hacer de estos diez primeros años del plan urbanístico que afecta al barrio? Uno de los casos más interesantes para ver la aplicación del plan es el entorno de la Plaza del Rosario. El PEPRI incluía su peatonalización, y además la construcción de un recinto cultural como el Teatre El Musical. Las obras se realizaron, pero animo a los defensores y detractores a pasearse por esta zona. Pilotes que desaparecen, coches aparcados en la zona peatonalizada, niños en edad escolar que no asisten a escuela, trapicheo de drogas, etc. Pero la zona está rehabilitada según el plan. Pero ¿está rehabilitado socialmente el barrio? Digo esto porque los servicios sociales del Ayuntamiento no aparecen para solucionar los problemas de escolarización de decenas de niños y niñas que se pasean ociosos por la Plaza del Rosario.

La mejora de los barrios de una ciudad no puede hacerse solamente con una especie de espada de cemento que maneje el ayuntamiento de turno a su antojo sino va acompañada de otro tipo de medidas sociales. ¿Cómo se ha contemplado la integración de colectivos desfavorecidos en este tipo de planes? ¿Piensa el Ayuntamiento que estos colectivos van a desaparecer detrás de una muralla de fincas de diseño? Esto no es propio de un ayuntamiento que quiere darse a conocer al mundo con grandes eventos mientras en la trastienda no resuelve otros asuntos importantes para sus ciudadanos.

jueves, 17 de junio de 2010

Se acerca el Certamen de Bandas de Valencia

El próximo mes de julio dará comienzo el Certamen Internacional de Bandas Ciudad de Valencia. Desde 1886 se viene celebrando en el cap i casal, uno de los concursos más importantes de toda Europa donde participan sociedades musicales. Es un reto y una gran ilusión para los músicos, directivos y socios de cualquier banda poder participar en él. Ahora, la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana ha pedido al Ayuntamiento de Valencia, coorganizador del evento, que retire su logotipo del cartel anunciador porque el consistorio no lo moderniza para darle más prestigio y proyección.

Esta es una queja que he venido oyendo y que comparto totalmente. El certamen se realiza en dos escenarios de la ciudad de Valencia: el Palau de la Música y la Plaza de Toros. Respecto al coso taurino, me parece un escenario desfasado para realizar un concurso musical. La sonoridad no es buena aunque se corten al tráfico algunas calles adyacentes, la comodidad del público es mala teniendo en cuenta que el certamen suele comenzar sobre las 21’00 horas y acaba, depende de las sociedades que participen, bien entrada la madrugada.

Parece mentira que en pleno siglo XXI el certamen se realice en este recinto cuando el Palau de les Arts está cerrado a cal y canto en esas fechas. Además, este coliseo tiene un auditorio con una acústica fantástica y una capacidad para más de 1700 personas cómodamente sentadas. Otra cosa que nunca he entendido es por qué no se retransmite el Certamen en directo por Punt2, el Canal Internacional de Canal 9 o por Internet. ¿Las sociedades musicales no son parte del patrimonio cultural valenciano? También habría que incorporar las nuevas tecnologías al concurso: ¿por qué no pueden votar por Internet todos los aficionados que vean el evento y así crear una especie de Premio del Público?

Hay que adaptarse a los nuevos tiempos que corren para abrir el Certamen, aún más, a la sociedad valenciana sin olvidar su difusión dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero lo que más me agrada de todo este asunto es que las críticas que hasta ahora han sido privadas ahora se hacen en público y sin sordina.