martes, 30 de noviembre de 2010

La revolución en tu bolsillo


Cada cierto tiempo la industria cultural nos sorprende con novedades que intentan captar a un público cada vez más reticente a la compra de libros o de películas. En el caso de la literatura, los formatos establecidos para comercializar novelas o ensayos hace décadas que apenas han sido modificados. El libro de gran tamaño, los de tapa dura, o los de bolsillo han permanecido hasta ahora impasibles a los cambios tecnológicos de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. El e-book, temido por algunos, ha llegado con fuerza al panorama cultural para quedarse con nosotros. Al igual que el walkman en los años ochenta, el disc-man en los noventa, y los reproductores de mp3 en este siglo XXI, este nuevo accesorio electrónico puede hacer bajar más, si cabe, las ventas de libros.

Pero, un invento creado por la imprenta especializada en Bíblias y Salmos “Jongbloed” de Heerenveen (Holanda) puede ser la solución a la invasión de libro electrónico que se prevé estas navidades. Se trata de “Librinos” que ha lanzado en España Ediciones B. Es un nuevo formato de libro de bolsillo con unas dimensiones de 12 cm de alto por 8 cm de ancho, y que se lee como un bloc en horizontal. Sus páginas son de un estilo parecido al del papel cebolla y solo pesa unos 145 gramos aproximadamente.

El invento ha cuajado en Holanda donde se han vendido en un año unos 400.000 ejemplares de varias novelas en este formato. No he podido resistirme ante tal avance en el sector editorial y me he hecho con “Africanus” de Santiago Postiguillo, el último premio Jaume I de Literatura. Las más de 800 páginas de su edición inicial han pasado a más de 1.300 en esta nueva edición. Pero da igual, ¡como no pesa! Es el formato ideal para las personas que no tienen espacio para almacenar libros o películas en casa (que cada vez somos más). El divx o el mp3 solucionaron este tema al poder comprimir los ficheros de audio o de video, y el libro electrónico lo hará con los libros. Pero le ha salido un duro competidor: “librinos”. El único problema: que los libros son tan pequeños que apenas se ven en las librerías.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La triste historia del humor valenciano


¿Nuestra sociedad necesita que la hagan reír? Si nos atenemos al éxito de los mil y un monologuistas que pueblan la noche valenciana, la respuesta es que sí. Pero, ¿el humor es una necesidad para los valencianos?

Uno de los indicadores que nos podría ayudar a dilucidar este entuerto sería la presencia del humor en los medios de comunicación o más bien, cómo reflejan los medios valencianos el humor. Si prestamos atención a la parilla televisiva valenciana el panorama es desolador. No se puede encontrar un programa serio de humor (si lo podemos definir de esta manera). ¿Se puede catalogar de serie de humor “Bon dia bonica” o “L’alquería Blanca”? Tal vez la respuesta sea no. En el caso de Canal 9, el humor tuvo una época dorada que protagonizó el binomio formado por Albena Teatre-Conta Conta. Fueron años gloriosos para el humor blanco sin ningún tipo de referencia a los grandes poderes (político o religioso, por ejemplo).

En unos años pasaron por la pequeña pantalla series como “Autoindefinits” (2005-2008), “Maniàtics” (2006-2007), “Socarrats” (2007-2008), “Per Nadal, torrons!” (2007), que tuvieron unas audiencias descendentes que finalizaron con la decepcionante “Evolució” (2008). Y es que el humor blanco cansa, sobre todo si Canal 9 ejerce una tutela férrea sobre los guiones de estos programas. Pero tampoco en la caterva de televisiones autonómicas y locales alumbradas en los últimos años han aparecido programas de producción propia que suplan este hueco. En todo caso alguna de estas televisiones reemiten programas como “Vaya semanita” o “La hora Chanante”. O sea, que las televisiones valencianas no apuestan por la producción propia, y menos por los programas de humor.

¿En la radio el panorama es diferente? Las radios generalistas como la SER y la COPE mantienen desconexiones que cada cadena rellena con informativos o magazines. Por ejemplo, “No estamos locos” en la SER que se emite de lunes a viernes, desde las 12’20 hasta las 14’00 horas. ¿Se trata de un programa de humor? Aunque la comparación es odiosa, en esta misma franja en la SER Barcelona empezó Andreu Buenafuente hace muchos años… Pero no creo que este sea caso de los dos ex DJ’s de la SER reciclados como presentadores.

En fin, intento recordar cuando fue la última vez que me reí viendo la televisión. Ah, si, el otro día cuando estuve viendo el informativo de mediodía de Canal 9. Descacharrante, oiga.

martes, 9 de noviembre de 2010

¡Ha finalizado la I Guerra Mundial!


Sí, han leído bien. La noticia no hay que entenderla en clave política o militar. No. Hay que analizarla bajo el punto de vista económico. El pasado día 3 de octubre de 2010 Alemania celebró el 20 aniversario de la reunificación del país tras la caída del Muro de Berlín. Pero, en estas fechas también se realizó el último pago de la deuda que tenía el país con varios estados europeos por haber provocado la I Guerra Mundial, y que quedó fijada por el tratado de Versalles de 1919. Alemania ha abonado los 70 millones de euros que le restaban como pago definitivo de las deudas que se generaron en ese conflicto como concepto de reparaciones de guerra. Estas “reparaciones” le han costado, después de 92 años, un total unos 337.000 millones de euros, al cambio actual, al país teutón.

El Tratado de Versalles exigió al Imperio alemán el pago de 20.000 millones de marcos de oro hasta abril de 1921, como primera reparación de guerra. Esta cifra aumentó a 296.000 millones de marcos de oro, a pagar en 42 años, tras la Conferencia de Boulogne de junio de 1920. Pero tras la subida al poder de Adolf Hitler, todas estos pagos quedaron en suspenso.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el Tratado de Londres de 1953 reordenó esta enorme deuda que fue asumida por la República Federal de Alemania que acabó de pagarla en 1983. Pero ese tratado dejó en suspenso una pequeña parte, correspondiente a los intereses hasta que el país se hubiera reunificado. Ahora, la noticia ha pasado casi desapercibida para la opinión pública de ese país. Oficialmente y económicamente, la I Guerra Mundial ha finalizado.

El gran Enguídanos


Se acaba de estrenar la película “El gran Vázquez” donde se repasa la vida, estafas varias, y milagros artísticos, de uno de los dibujantes más destacados de la historia del tebeo español. Vázquez trabajó muchos años para la editorial Bruguera, donde también colaboraba Pascual Enguídanos (1923-2006), un valenciano nacido en Lliria y que es autor de noventa y cinco novelas de ciencia ficción. Este ilustre desconocido necesita ser redescubierto a la opinión pública en este siglo XXI.

Enguídanos no firmó sus obras con su nombre, sino con los seudónimos “George H. White” o “Van S. Smith”. De toda su vasta producción destacan las cincuenta y cuatro novelas que dedicó a la llamada “Saga de los Aznar”, y que fueron publicadas por la Editorial Valenciana en los años 50. Esta novela-río, que fue adaptada al cómic en los años 60 y 70, cuenta las aventuras de la familia Aznar y de su lucha por liberar a la Tierra de los hombres de gris, una raza alienígena que ha invadido y esclavizado a sus habitantes. Esta familia lidera el éxodo de parte de la humanidad a un planeta artificial llamado Valera, donde los supervivientes de la invasión se reorganizarán para reconquistar la Tierra.

Esta serie de novelas no tiene un equivalente en la ciencia ficción mundial, tanto por la temática, como por la extensión de la saga, y por las décadas en las que se escribieron. Enguídanos, funcionario del Ministerio de Obras Públicas en la época en la que escribió la mayor parte de sus libros, fue un visionario de la ciencia ficción. A través de sus páginas los lectores conocieron la «Dedona», un metal que repele la gravedad, los “Autoplanetas” (como la futura “Estrella de la Muerte”) las naves espaciales con forma de cetáceos, las batallas espaciales con millones y millones de naves en lucha, la «Luz sólida» como arma letal, o la máquina “Karendon” (predecesora de los transportadores que se hicieron tan famosos en la serie “Star Trek”).

En definitiva, Pascual Enguídanos es un referente de la ciencia ficción mundial que no debería caer en el olvido. En Europa ya se dieron cuenta hace años. Esta “Saga de los Aznar” recibió en la Convención Europea de Ciencia Ficción, “EuroCon”, celebrada en Bruselas en 1978 el premio a mejor serie de ciencia-ficción publicada en Europa. Por cierto, bravo a la editorial Silente por su magnífico trabajo al haber recuperado las obras de Enguídanos. Era de justicia.

El cine y la TV ignoran a la literatura valenciana


Voy a intentar contestar a esta difícil pregunta porque el tema se las trae. La producción literaria pertenece, económicamente hablando, al terreno de las industrias culturales. Al igual que la música, el cine o la TV, la literatura con sus editoriales, sus campañas de marketing, etc, tiene un peso económico en el PIB de un país. ¿Sucede esto en la Comunidad Valenciana? ¿Forman las editoriales valencianas una industria? Y es más, ¿practican sinergias con otras empresas culturales como productores de cine y TV, por ejemplo?


La respuesta la podemos encontrar, por ejemplo, en el interés que han suscitado las novelas escritas por autores valencianos en el terreno audiovisual. ¿Cuántas se han adaptado recientemente? No es difícil responder. Pocas o ninguna. Blasco Ibáñez, Ferran Torrent, y poco más. Entre medio de estos dos autores, hay generaciones y cientos de libros que parecen no llamar la atención cinematográfica de nadie.


Pero la relación entre literatura y cine está más viva que nunca en estos principios del siglo XXI. Y para demostrarlo solo hacen falta tres ejemplos: las sagas de “Crepúsculo”, “Millenium”, y “Harry Potter”. Solo las adaptaciones de estas tres sagas literarias, sin contar con las de “El Señor de los Anillos”, han generado miles de millones de euros de beneficios para las productoras que están detrás de las películas y para las editoriales que publican las obras originales.


En el otro lado de la industria está RTVV, que lleva varios años apostando por las TV-Movies pero con guiones originales, o bien por adaptaciones de obras de Vicente Blasco Ibañez. Este pasado verano, por ejemplo, RTVV estrenó una nueva tanda de estas producciones con películas como "Asunto Reiner", un thriller policíaco, o "Contáctame", "El enigma Giacomo", "Comida para gatos", "El criminal", "Cuatro estaciones", "Desátate" y "Villa Bresquilla". El ciclo es posible gracias a la colaboración de RTVV tanto con otras televisiones autonómicas como con un gran número de productoras valencianas como Mat Media, Indigo Media, Malvarrosa Media, Gaia Audiovisuals, Tv On, Somnia Arts, Tav Audiovisual y Proyecta Films.


Una última reflexión: ¿la vida de algunos personajes históricos valencianos no pueden ser trasladadas a la gran (o pequeña pantalla)? Aquí van algunas sugerencias: Jaume I, Joaquín Rodrigo, Blasco Ibáñez… sin olvidar al padre Llidó, Joan Fuster y por qué no, una mini serie que retrate la transición valenciana o cómo se vivió el 23-F en la ciudad de Valencia. ¿Qué actores interpretarían a personajes como Maria Consuelo Reyna o al alcalde Ricard Pérez Casado? Si se ha hecho una mini serie sobre "Felipe y Letizia", ¿por qué no se puede plantear una sobre la historia valenciana más reciente?