viernes, 17 de agosto de 2012

¡Hagan sitio! Harry Harrison o la superpoblación como arma de destrucción masiva


El pasado 14 de agosto falleció a los 87 años de edad el escritor norteamericano de ciencia- ficción Harry Harrison cuyo mayor éxito fue la novela “Hagan sitio, hagan sitio” (1963) que inspiró la película “Cuando el destino nos alcance” (Soylent Green, 1973) protagonizada por Charlon Heston y Edward G. Robinson. Nacido en 1925 en la localidad norteamericana de Stamford (Connecticut), Harrison fue un firme defensor del esperanto y un destacado editor e ilustrador de novelas de ciencia ficción. Empezó publicando bajo diferentes seudónimos, pero el reconocimiento le llegó con su sga satírica  The Stainless Steel Rat (1961), traducida al castellano como "Universo cautivo" , y que comprende diez novelas, la última publicada hade dos años. Además, Harrison trabajó varios años con el británico Brian Aldiss en la edición de diversas antologías de relatos de ciencia-ficción de los años 40, 50 y 60 del pasado siglo. También destaca en su obra, las novelas "Bill, el héroe galáctico" (1965), y "Mundo muerto" (1962)


Pero la figura de Harrison se hizo famosa por la adaptación a la gran pantalla de “Make room, make room” o “Hagan sitio, hagan sitio” en su traducción al castellano, su novela más conocida. La película cambió la trama original considerablemente, pero recoge, como el texto, el pavor que en la década de los años 50 del pasado siglo provocaba la posible superpoblación del planeta en el año 2000.

La novela apareció por entregas en el magazine británico “Impulse” y años después el autor explicó en una entrevista en el Locus Magazine, cómo ideó la trama de su obra más conocida. “La idea vino de un hindú que encontré después de la guerra, en 1946. Él me dijo, “La superpoblación es el problema más grande en el mundo” (nadie se había enterado de esto en aquel tiempo) y él dijo “¿Quiere hacer mucho dinero, Harry? ¡Usted tiene que importar anticonceptivos de goma para la India!” No me importa ganar dinero, pero no quise ser el rey de los preservativos de la India!”

Harrison fue el pionero en alertar sobre los problemas y consecuencias de la superpoblación, y abrió la veda para que otros autores escribieran sobre ello como John Brunner en otro clásico sobre este tema, “Todos sobre Zanzíbar” (1979). Los temas que subyacen en la novela son la importancia del control de la natalidad y el desarrollo sostenible como herramientas para superar la evidente superpoblación del planeta a medio plazo. De esta manera, el libro describe que la destrucción ambiental ha convertido a la población en  gente apática. Además, casi todo el transporte mecanizado ha sido sustituido por la mano de obra humana, y la mayor parte de las tierras de labranza han sido envenenadas por la contaminación. El gobierno apenas puede proporcionar el alimento y la bebida básica a una población desordenada que se apiña en unas ciudades que se descomponen.

Harrison utiliza la investigación de un crimen para dibujar cómo se viviría en una ciudad de Nueva York poblada por 35 millones de personas en 1999.  Los ciudadanos tienen una dieta a base de hamburguesas y de una harina de avena llamada Ener-G. Para beber, los habitantes de la ciudad tienen unos tanques en casa que tienen que rellenar cuando se vacían. “Manhattan se ha proyectado hacia arriba – escribe Harrison en su novela-, alimentándose con su propia carne a medida que arranca los edificios antiguos para reemplazarlos por los nuevos, irguiéndose más altos, más altos… pero nunca lo bastante altos, ya que no parece existir  ningún límite a la gente que se apretuja aquí. Ejercen presión  desde el exterior y crean sus familias, y sus hijos  y los hijos de sus hijos crean familias, hasta que esta ciudad está poblada como ninguna ciudad lo ha estado en la historia del mundo.”

El merito de Harrison fue el de escribir sobre la superpoblación en una década en la que en los EE.UU predominaban los relatos y películas de ciencia ficción sobre desastres nucleares, sobre platillos volantes de planetas lejanos, y viajes intergalácticos. Solo hace falta visionar unos cuantos capítulos de la serie The Twilight Zone (1959-1964) para comprobar como el riesgo de la superpoblación no era un tema que se tratara habitualmente en la series de ficción de esa época.

El escritor puso sobre la mesa una pregunta más que real que hoy día sigue teniendo una vigencia aplastante: ¿acabará la superpoblación con los recursos naturales del planeta?