domingo, 4 de noviembre de 2012

Me mudo a Wordpress....


Me mudo de plataforma de blogs. Me voy a la competencia: http://historiasinutiles.wordpress.com/

Allí podréis encontrar un blog con un nuevo y atractivo diseño donde seguiré hablando de las dos cosas que más me gustan: la historia y la ciencia ficción. Pasado y Futuro.

Pero no cierro este blog aunque las nuevas entradas se harán en el otro. Por cierto, ya hay un nuevo post sobre una subasta de fotos de la carrera espacial norteamericana y soviética.

Aquí va el enlace: http://historiasinutiles.wordpress.com/2012/11/04/la-batalla-nasa-urss/

jueves, 25 de octubre de 2012

La extraña celebración de Cherburgo


Cada uno de noviembre se produce en la ciudad francesa de Cherburgo, en la región de Normandía, un curioso homenaje. Las autoridades civiles y militares rinden honores a los marinos desparecidos de los buques norteamericanos  Alabama y Kearsarge. Hasta aquí no hay nada raro. Los EE.UU han participado en dos guerras mundiales que se han desarrollado, en parte, en Francia. Pero lo extraño del tema es que los barcos se hundieron el 19 de junio de 1864, en plena guerra civil norteamericana.

La guerra de Secesión enfrentó desde 1861 a 1865 a 23 estados de la Unión contra siete de la Confederación. Durante cuatro largos años el Norte luchó contra el Sur en el conflicto más sangriento del siglo XIX, a excepción de las guerras napoleónicas. Murieron más de 600.000 soldados y cerca de 400.000 fueron heridos o mutilados.

 

La guerra se produjo en territorio norteamericano pero también lejos de las fronteras de ese país. Por ejemplo, cerca de las costas europeas. El 11 de junio de 1864 el buque sudista Alabama (en la imagen de la izqda.), construido dos años antes en los astilleros de Liverpool para la Confederación, llegó al puerto de Cherburgo. Este hecho no pasó desapercibido a los servicios secretos de la Unión que rápidamente alertaron a la marina nordista. El barco rebelde había hundido en dos años a decenas de barcos comerciales que viajaban hacia la Unión en el Océano Atlántico y en otros mares, convirtiéndose en una pesadilla para la economía federal.

El gobierno de Lincoln ordeno al barco de guerra USS Kearsarge, que estaba buscando al CSS Alabama, que patrullara en las aguas cercanas a Cherburgo porque los sudistas estaban en dicha ciudad. Durante los dos años más de veinte barcos de la Unión habían estado buscando al Alabama. El barco unionista llegó a aguas territoriales francesas el 14 de junio, y se dejó ver a las afueras del puerto. El 19 de junio, el CSS Alabama salió al encuentro del barco enemigo.

El duelo marítimo se prolongó durante horas y los testigos oculares describen que el Alabama disparó ciento cincuenta veces sus cañones mientras que su rival lo hizo en cien ocasiones. El enfrentamiento produjo, al menos, 24 muertos. Finalmente, el barco confederado se hundió en aguas francesas. Su capitán,  Raphael Semmes, consiguió escapar con más de 40 de sus tripulantes hacia las costas inglesas mientras el USS  Kearsarge, seriamente dañado, se retiró del escenario del combate naval.

Las autoridades francesas solo se pudieron rescatar tres cuerpos. Estos tres marineros desconocidos son los que están enterrados en Cherburgo. Cada uno de noviembre se les rinde homenaje a ellos, y a sus compañeros desaparecidos. Uno de los cañones del CSS Alabama fue rescatado y hoy se puede ver en la Cité de la Mer de Cherburgo.

miércoles, 10 de octubre de 2012

La ciudad de los tanques de Stalin


En el corazón de los Montes Urales 40.000 obreros trabajaron sin descanso durante la IIGM en una ciudad desconocida para los occidentales: Cherliábinsk o “Tankogrado” como se la conoce popularmente en ese país. Su misión era construir todo tipo de vehículos acorazados para el Ejército Rojo de la URSS en su lucha contra los alemanes.

Cheliábinsk está situada a 210 kilómetros al sur de Ekaterimburgo, y por ella pasa el ferrocarril Transiberiano. Durante la IIGM se construyeron en sus alrededores numerosas fábricas, a lo que hay que añadir también la instalación de industrias e institutos científicos y tecnológicos de la parte europea de la Unión Soviética entonces invadida por los alemanes. Principalmente, se trasladaron a esta zona las industrias pesadas de Leningrado y Stalingrado.

En la ciudad se construyeron enormes instalaciones para la producción de armamento (especialmente del modelo de tanque T-34 y de los lanzadores de cohetes “Katyusha”), lo que le valió el calificativo de "Tankogrado" (Ciudad de los Tanques). Además, en su región nació el célebre francotirador Vassily Zaitsev, cuya actuación en la batalla de Stalingrado fue reflejada, en parte, en el film “Enemigo a las puertas”.

El origen de esta vertiente industrial de la ciudad lo encontramos en el primer plan quinquenal soviético (1928-1932) cuando se construyó en ella una gran fábrica de tractores. Alrededor de las nuevas industrias se alzaron teatros, bibliotecas, cines, o  teatros, y poco a poco, la ciudad creció. Cuando la IIGM comenzó, el gobierno soviético estableció un polo industrial dedicado a sus crecientes necesidades militares formado por Cheliábinskm, Ninji Taguil, y Sverdlovsk . Por ejemplo, una fábrica situada en Ninji Taguil, a 400 kilómetros al norte de Cheliábinsk y especializada en vagones de tren, pasó a construir tanques T-34 desde el verano de 1941.

En una reciente entrevista a una revista especializada, el experto en esta ciudad Lennart Samuelson destaca al papel de la ciudad en el transcurso de la guerra. “Después de la batalla de Kursk –dice el historiador– ­­todo el mundo comienza a comprender que la URSS ha adquirido, a través de los carros de combate, una capacidad militar gigantesca”. Samuelson en su libro “Tankograd. The formation of a soviet Company Town.” (Palgrave McMillan 2011) afirma que la producción de tanques pesados KV se situó en cuatrocientas unidades al año y que en 1942 se produjeron más de 3.600 tanques. De esta manera, entre las tres ciudades que conformaban el polo industrial de Tankogrado construyeron 18.000 carros al año mientras que Alemania, con  más suministros de acero y carbón producía 65.100 tanques en el mismo período de tiempo.

Por otro lado, la región de Chelyabinsk ha estado relacionada desde los años cuarenta del pasado siglo con las investigaciones nucleares secretas soviéticas. En la zona están las instalaciones nucleares de Chelyabinsk-70 (conocido también por el nombre de Snezhinsk). Un grave accidente nuclear ocurrido en 1957 en la planta de reprocesamiento de combustible nuclear de Mayak, a 150 km al noroeste de la ciudad, causó un número indeterminado de  muertes en la región. El secretismo que envolvía a la zona fue tal, que la provincia fue cerrada a los extranjeros hasta 1992 aumentando el aura de ser una ciudad secreta soviética. Pero eso es otra historia…


 Aquí dejo un enlace a un programa de TV ruso sobre el t-34 subtitulado en inglés.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Antietam: el día más sangriento de EE.UU


El pasado 17 de septiembre se cumplieron 150 años de la batalla que más bajas norteamericanas ha provocado por encima del Día D en 1944 o de la batalla de Iwo Jima, un año después. Se trata de Antietam o también conocida como batalla de Sharpsburg. Se enfrentaron, por un lado, el general confederado Robert E. Lee, y por otro, el unionista George B. McClellan.

La guerra civil norteamericana (1861-1865) se inició después de años de desencuentros entre los estados del Norte, industrializados, y los del Sur agrícolas y esclavistas. Esta situación llegó  a su punto culminante en 1861 cuando once estados del sur se dotaron de órganos de gobierno propios, y sobre todo, de un ejército. Se agruparon en los llamados Estados Confederados de América que se oponían a los estados leales a la Unión, o lo que es lo mismo, al gobierno federal norteamericano.

En la segunda mitad de 1862, el segundo año de guerra, el conflicto se transformó en un enfrentamiento más sangriento y encarnizado que en sus inicios. Y una muestra de este cambio fue la batalla de Antietam.

Carlos Canales y Miguel del Rey en “A sangre y fuego. La guerra civil americana” Edaf 2012, aclaran los precedentes de este choque. “Los estrategas de la Confederación eran conscientes que lentamente la armada federal iba cerrando el bloqueo, apoderándose de puertos y puntos clave en toda la costa del Sur, pero Lee, un notable estratega, no le daba demasiada importancia. Si lograba avanzar, amenazar su capital y demostrar que también los sureños podían combatir en territorio enemigo, acabaría logrando, tal vez, un triunfo decisivo, demostrando al Norte que jamás podrían acabar con el Sur.”

El general Lee (en la fotografía de la izquierda) probó suerte en el estado de Maryland donde vivían muchos propietarios de esclavos y miles de sus ciudadanos combatían bajo la bandera confederada. El 4 de septiembre Lee cruzó con 50.000 hombres el río Potomac donde estaba acampado y se internó en territorio enemigo. El choque con las fuerzas enemigas tuvo lugar en los alrededores de la población de Sharpsburg, entre el núcleo urbano y el arroyo de Antietam.

Frente a Lee se encontraba el ejército de la Unión, comandado por McClellan (en la imagen de la izquierda), y que sumaba 80.000 efectivos. Después de un día de sangrientos combates, el 18 de septiembre de 1862, el general Lee ordenó la retirada de sus tropas al otro lado del río Potomac. Atrás dejaba 10.300 bajas entre muertos, heridos y desparecidos, mientras que la Unión tuvo 12.400 bajas. Todo ello solo en un día de combate. Uno de los combatientes en esta batalla dejó anotado en su diario que “todo el paisaje se volvió por un instante ligeramente rojo”

John Keegan en su libro “Secesión, La guerra civil americana”. Turner 2011, afirma que “la razón de la mortandad en Antietam fue la naturaleza del campo de batalla: un espacio constreñido de solo 5,2 kilómetros entre el río Potomac y su afluente Antietam”.

Pero esta jornada sangrienta tuvo consecuencias fuera del campo de batalla. Keegan las destaca en su libro. “McClellan –dice el historiador- podía proclamar, como en efecto hizo, que había obtenido una victoria. Pero Lincoln no estaba muy convencido. Como McClellan no acababa de salir en persecución de la retirada de Lee, Lincoln se fue impacientando con su fracaso y el 7 de noviembre lo destituyó”. Fue la última víctima de la batalla de Antietam.






Aquí dejo  un enlace a un documental en inglés sobre la batalla:



Aquí dejo un enlace a la página oficial del 150 aniversario de la batalla:

http://150thantietamreenactment.com/index.htm 

 



domingo, 16 de septiembre de 2012

Vacaciones en el mar… soviético

La nostalgia es una de las muchas razones que impulsan a los turistas a visitar otros países y otras ciudades. Pasear por las calles de Nueva York, Paris, Londres o Roma, es una actividad que realizan cada año millones de personas a la caza de una fotografía delante  del Empire State Building, la Torre Eiffel, el Big Ben o el Coliseo, lugares, por otro lado, que forman parte de la historia de la humanidad.
Este tipo de turista busca sentirse parte de la historia y en China se puede dar ese lujo, si dispone de una cuenta corriente saneada que le permita pagarse una noche alojado en un portaviones soviético de los años 70 del pasado siglo. Este el caso del crucero pesado Kiev con capacidad para embarcar aeronaves, y que estuvo en servicio en la Armada soviética, primero, y en la rusa después, desde 1975 hasta 1993.
Tres años después fue vendido a una empresa china que lo ha reconvertido en un hotel flotante de lujo situado en un parque temático de la ciudad costera de Tianjín, al norte de China. Hace un año comenzó a recibir visitantes después de muchas reformas para transformar la sobriedad soviética en el lujo asiático que derrocha en cada habitación. Por otra parte, el nuevo hotel flotante de lujo está situado en una de las ciudades más habitadas de China con más de cuatro millones de habitantes. El Kiev está anclado en el “Binhai Aircraft Carrier Theme Park”, en la playa de Bagua, y cuesta visitarlo unos 30 dólares aproximadamente.
Eso sí, los nuevos propietarios han mantenido muchos elementos originales del barco como aviones, salas de control, etc. Si alguien se atreve a ir, dejo aquí va el enlace a la página web del parque temático donde se ubica este hotel flotante de 4 estrellas:
 



sábado, 8 de septiembre de 2012

El apartamento de Shostakovich no encuentra comprador


Antes del verano se puso a la venta en San Petersburgo el apartamento donde en 1941 el compositor ruso Dimitri Shostakovich compuso su Séptima sinfonía, Leningrado, en do mayor, opus 60.  El inmueble, construido en 1914,  está situado en la calle Kronverkskaia, y tiene 240 metros cuadrados. El precio del apartamento está sobre el millón y medio de euros pero, por ahora, no se ha vendido aunque la publicidad que acompaña la oferta inmobiliaria dice que “Al comprar este apartamento, usted está comprando un pedazo de historia musical no sólo de nuestro país, sino de todo el mundo”.

La Séptima sinfonía de Shostakovich es uno de los símbolos de la actitud y de la determinación de los habitantes de Leningrado durante el asedio que sufrieron durante la IIGM por parte de las tropas del Eje. Durante el primer mes del asedio en agosto de 1941 el compositor soviético empezó a trabajar en el primer movimiento en su ciudad natal mientras los bombardeos y combates se convirtieron en parte esencial del día a día de sus habitantes. Cuatro meses después, el compositor terminó su obra, y Stalin ordenó evacuarle de la ciudad por avión. También vía aérea fue lanzada la partitura a la ciudad sitiada en el mes de marzo de 1942. El objetivo era interpretar la obra en Leningrado, ya que se había estrenado el 5 de marzo de 1942 en el Teatro Bolshoi de Moscú en un concierto retransmitido a todo el país por radio.

Cuenta Solomon Volkov en su libro “El coro mágico.  Una historia de la cultura rusa de Tolstói a Solzhenitsyn” que “un importante episodio simbólico que fomentó la transformación de la sinfonía en una obra cuasi-religiosa fue su interpretación en Leningrado. Organizada con una eficiencia extraordinaria por orden de Stalin, como si fuera una auténtica operación militar, los famélicos músicos de Leningrado la tocaron el 9 de agosto de 1942, en una ciudad considerada por aquel entonces como una ciudad mártir”.

El trombón Viktor Orlovsky, uno de los dos músicos supervivientes que interpretaron la partitura en agosto de 1942, recuerda en el libro de Michael Jones “El sitio de Leningrado” que “ser artista durante el asedio fue una experiencia tanto abrumadora como desgarradora. Las salas estaban siempre atestadas, algo que me parecía extraordinario”. El ejército Rojo, consciente de la importancia del evento instaló altavoces orientados hacia las líneas enemigas por todo el perímetro defensivo de la ciudad.
Por cierto, en la página web de la inmobiliaria hay un video de una televisión rusa donde se puede ver el estado actual de la vivienda.



viernes, 17 de agosto de 2012

¡Hagan sitio! Harry Harrison o la superpoblación como arma de destrucción masiva


El pasado 14 de agosto falleció a los 87 años de edad el escritor norteamericano de ciencia- ficción Harry Harrison cuyo mayor éxito fue la novela “Hagan sitio, hagan sitio” (1963) que inspiró la película “Cuando el destino nos alcance” (Soylent Green, 1973) protagonizada por Charlon Heston y Edward G. Robinson. Nacido en 1925 en la localidad norteamericana de Stamford (Connecticut), Harrison fue un firme defensor del esperanto y un destacado editor e ilustrador de novelas de ciencia ficción. Empezó publicando bajo diferentes seudónimos, pero el reconocimiento le llegó con su sga satírica  The Stainless Steel Rat (1961), traducida al castellano como "Universo cautivo" , y que comprende diez novelas, la última publicada hade dos años. Además, Harrison trabajó varios años con el británico Brian Aldiss en la edición de diversas antologías de relatos de ciencia-ficción de los años 40, 50 y 60 del pasado siglo. También destaca en su obra, las novelas "Bill, el héroe galáctico" (1965), y "Mundo muerto" (1962)


Pero la figura de Harrison se hizo famosa por la adaptación a la gran pantalla de “Make room, make room” o “Hagan sitio, hagan sitio” en su traducción al castellano, su novela más conocida. La película cambió la trama original considerablemente, pero recoge, como el texto, el pavor que en la década de los años 50 del pasado siglo provocaba la posible superpoblación del planeta en el año 2000.

La novela apareció por entregas en el magazine británico “Impulse” y años después el autor explicó en una entrevista en el Locus Magazine, cómo ideó la trama de su obra más conocida. “La idea vino de un hindú que encontré después de la guerra, en 1946. Él me dijo, “La superpoblación es el problema más grande en el mundo” (nadie se había enterado de esto en aquel tiempo) y él dijo “¿Quiere hacer mucho dinero, Harry? ¡Usted tiene que importar anticonceptivos de goma para la India!” No me importa ganar dinero, pero no quise ser el rey de los preservativos de la India!”

Harrison fue el pionero en alertar sobre los problemas y consecuencias de la superpoblación, y abrió la veda para que otros autores escribieran sobre ello como John Brunner en otro clásico sobre este tema, “Todos sobre Zanzíbar” (1979). Los temas que subyacen en la novela son la importancia del control de la natalidad y el desarrollo sostenible como herramientas para superar la evidente superpoblación del planeta a medio plazo. De esta manera, el libro describe que la destrucción ambiental ha convertido a la población en  gente apática. Además, casi todo el transporte mecanizado ha sido sustituido por la mano de obra humana, y la mayor parte de las tierras de labranza han sido envenenadas por la contaminación. El gobierno apenas puede proporcionar el alimento y la bebida básica a una población desordenada que se apiña en unas ciudades que se descomponen.

Harrison utiliza la investigación de un crimen para dibujar cómo se viviría en una ciudad de Nueva York poblada por 35 millones de personas en 1999.  Los ciudadanos tienen una dieta a base de hamburguesas y de una harina de avena llamada Ener-G. Para beber, los habitantes de la ciudad tienen unos tanques en casa que tienen que rellenar cuando se vacían. “Manhattan se ha proyectado hacia arriba – escribe Harrison en su novela-, alimentándose con su propia carne a medida que arranca los edificios antiguos para reemplazarlos por los nuevos, irguiéndose más altos, más altos… pero nunca lo bastante altos, ya que no parece existir  ningún límite a la gente que se apretuja aquí. Ejercen presión  desde el exterior y crean sus familias, y sus hijos  y los hijos de sus hijos crean familias, hasta que esta ciudad está poblada como ninguna ciudad lo ha estado en la historia del mundo.”

El merito de Harrison fue el de escribir sobre la superpoblación en una década en la que en los EE.UU predominaban los relatos y películas de ciencia ficción sobre desastres nucleares, sobre platillos volantes de planetas lejanos, y viajes intergalácticos. Solo hace falta visionar unos cuantos capítulos de la serie The Twilight Zone (1959-1964) para comprobar como el riesgo de la superpoblación no era un tema que se tratara habitualmente en la series de ficción de esa época.

El escritor puso sobre la mesa una pregunta más que real que hoy día sigue teniendo una vigencia aplastante: ¿acabará la superpoblación con los recursos naturales del planeta?




martes, 12 de junio de 2012

Los diarios de la historia: Ana Frank y Petr Ginz


De todas las maneras que tenemos los humanos para recordar alguna época o pasaje de la historia, seguramente la más emotiva y directa es a través de los diarios. Escritos en primera personas, los diarios hacen públicos hechos y detalles poco conocidos de la historia de un país, ciudad, o región. Pero de entre todos los diarios que se han escrito, o que se han hecho públicos, tal vez los escritos por niños o adolescentes durante un período de guerra son los más interesantes. Como afirma el vicesecretario general de la ONU Olara A. Otunnu, “Las voces de estos niños y niñas nos ayudan a comprender cómo los horrores de la guerra  destruyen la inocencia de la infancia y corrompen el bien más precioso que poseemos: nuestros niños”.

Cuando pensamos en diarios escritos por niños durante una guerra, el primer ejemplo en el que pensamos es el Diario de Ana Frank. Escrito entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944, por una joven holandesa de origen alemán en un Amsterdam ocupado por las tropas nazis. En un principio, la forma de este diario fue epistolar, pero Ana después de escuchar por la radio al ministro de educación holandés en el exilio afirmando que después de la guerra se tendrían que publicar todos los testimonios del sufrimiento de su pueblo, decidió reescribirlo y darle una forma más cercana al diario.

La familia Frank vivió en un escondrijo situado en una casa en un canal en el lado occidental de Amsterdam desde el 9 de julio de 1942 hasta principios del mes agosto de 1944. El 4 de agosto de ese año, la Gestapo entró en la casa en la que se refugiaban los Frank y los detuvo a todos gracias a una persona que les delató. A día de hoy la identidad del delator o delatores es todavía un misterio.
Ana fue enviada al campo de concentración de Auschwitz el 2 de septiembre de ese mismo año, y posteriormente al de Bergen-Belsen donde murió de tifus el 12 de marzo de 1945, casi un mes antes de que los aliados llegaran a las puertas del campo. Dos de las personas que protegían a la familia de Ana guardaron el diario por si la joven volvía del campo de concentración.

El único miembro de la familia Frank que sobrevivió al encierro fue el padre, Otto. Después de recuperar el diario, el patriarca de la familia decidió publicarlo en 1947 con el título de “La casa de atrás”. Para su publicación Otto Frank tomó la versión original del diario y la combinó con otra que había escrito su hija de una manera más abreviada.
 La diferencia del diario de Ana Frank con el resto de diarios escritos por niños o adolescentes es la angustia vital de quién se sabe encerrado en una ratonera como Amsterdam y, además, oye y ve al gato en forma de soldados nazis y policías de la Gestapo.  

Otro diario menos conocido es el que escribió el joven checo Petr Ginz (Praga 1928- Austchwitz 1944) entre 1941 y 1942 en la ciudad de Praga. Dotado de un talento polifacético para la creación artística, la lectura de los diarios de Ginz nos proporciona una visión única de la situación que se vivió en la Praga ocupada por los nazis. A diferencia de otros diarios, Ginz que contaba con trece años cuando empezó a escribirlo, no pretendía realizar una obra literaria sino más bien anotaba todo lo que sucedía en su entorno. De esta manera el 1 de octubre de 1941 anota que “Han fusilado a un montón de gente por preparar sabotajes, por tenencia ilegal de armas, etc”. El 23 de noviembre del mismo año, Ginz escribe que “Los transportes a Polonia (de judíos) han quedado provisionalmente suspendidos (hasta ahora salieron 5.000 personas en cinco transportes) y vuelven a llevarse a la gente a trabajar a Terezin (campo de concentración situado a 60 kilómetros al noroeste de Praga)”.

La característica que hace de este diario un documento de excepción, a veces superior al escrito por Ana Frank, es que Ginz cuenta en primera persona cómo afecta a la comunidad judía de Praga la ocupación nazi. El joven escribe cómo se organizan los convoyes a los campos de concentración de Polonia, cómo el Consejo de Judíos ayuda en la logística de los envíos de familias enteras a los campos, cómo actúan los simpatizantes nazis checos, y cómo se requisan en diciembre de 1941 todos los esquís o botas de invierno a los judíos para enviarlos al frente de Rusia.


Ginz sintetiza en una frase todo lo que está viendo: “En realidad pasan muchas cosas, pero no se notan. Lo que resulta ahora totalmente corriente, hubiese sido motivo de escándalo en una época normal”. El joven también escribe un poema que refleja todas las penurias que tienen que sufrir los judíos de su ciudad. En uno de los versos dice:

“Acostúmbrate a ir a pie

Haga buen tiempo o llueva.

No salgas de tu edificio

Y ni se te ocurra tomar el tren”



Ginz añade al final que:

“[…] pero el judío sigue sin quejarse.

Solo atiende al reglamento y sigue siempre con todo contento”

El joven fue trasladado al gueto de Terezin en octubre de 1942 donde siguió dibujando y escribiendo. Fundó, junto con otros presos, Vedem, un semanario donde publicó poemas, relatos, y dibujos. En 1944 fue deportado al campo de Auschwitz donde murió el 28 de septiembre gaseado. Curiosamente en esa época Ana Frank estuvo también en el mismo campo que Ginz, aunque los prisioneros vivían separados por sexos, hasta que el 28 de octubre cuando fue trasladada al de Bergen-Belsen.

Un dibujo del planeta Tierra visto desde la Luna fue elegido por el astronauta israelí Ilan Ramón para llevarlo consigo en la misión del transbordador Columbia que se realizó en 2003. Cuando la nave espacial reentró en la atmosfera se partió en dos, y toda la tripulación murió. El accidente ocurrió el 1 de febrero de 2003, fecha que coincidía con el 75 aniversario del nacimiento de Ginz.






martes, 22 de mayo de 2012

Bernhard Weiss: el policía judío que encarcelaba a nazis


Bernhard Weiss (Berlín, 1880- Londres, 1951) fue un abogado de origen judío y Vicecomisario de la policía de Berlín durante los convulsos años que siguieron a la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. Weiss protagonizó hace 85 años una de las primeras campañas propagandísticas promovidas por el Partido nazi para hacer dimitir a un funcionario público de aquel país.

Antes de finalizar la guerra europea, Alemania se vio inmersa en graves disturbios provocados por las condiciones de vida que sufrían sus ciudadanos desde el inicio del conflicto. El temor a que se produjera una revolución bolchevique planeó sobre los territorios del imperio e hizo temblar a sus dirigentes. Peter Fritzche en su libro “De alemanes a nazis 1914-1933 (Siglo Veintiuno Editores, 2006) dice al respecto que “Bajo los rigores de la guerra la sociedad alemana pareció disolverse lentamente en encolerizadas facciones […] Una corrupción sin precedentes dentro de la burocracia, pequeños vandalismos y delitos contra la propiedad realzaban la atmósfera de amargura y agresividad de la población”. La revolución de noviembre de 1918, con sus consejos de trabajadores y la posterior caída del Kaiser, provocaron graves enfrentamientos armados en todo el país.

Ante esta situación, el Ministerio del Interior de Prusia nombró a Weiss, condecorado con la Cruz de Hierro en la guerra en la que luchó como capitán de caballería, como Jefe Adjunto de la Policía Criminal de Berlín, la Kripo. Sus métodos no pasaron desapercibidos a sus superiores ni a sus compañeros. Weiss aplicó los avances científicos de la época en la resolución de crímenes con la mejora de los microscopios, con la incorporación de polígrafos más fiables, y de análisis de sangre más precisos. Además,  creó el primer laboratorio móvil de la historia del crimen – llamado de manera informal como el "vagón de Weiss" - que podía viajar a la escena del crimen, lo que mejoró la calidad de la recogida de las pruebas forenses. La tasa de resolución de crímenes llegó al 97% de los casos, y se llegó a comparar a la Kripo con el Scotland Yard británico.

En 1925, este auténtico pionero a la hora de renovar los métodos de la policía científica, se convirtió en el máximo responsable de la Kripo. Dos años más tarde, fue nombrado Vicecomisario de toda la policía de Berlín.

El papel de Weiss al frente, primero de la Kripo y después de toda la policía de Berlín, no fue fácil en la época que le tocó vivir: la República de Weimar. Este período histórico está comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial y el ascenso de Hitler al poder en 1933. Los primeros años de Weimar estuvieron marcados por la crisis política, económica, y social. La nueva república no gustaba al Ejército, ni a la burguesía nacionalista, ni a los grupos de extrema derecha, ni a los de extrema izquierda. El abogado y policía, que perteneció al Partido Democrático Alemán como Albert Einstein, intentó en todo momento que la policía de Berlín defendiera la democracia parlamentaria, con lo que se ganó enemigos a ambos lados del espectro político alemán.

El historiador Michael Burleigh, en su libro “El Tercer Reich” (Taurus, 2002), afirma que  “En la actitud de la policía con los extremistas durante la República influyeron la clase y una campaña de violencia terrorista. Por el contrario los nazis, salvo objetivos como el Vicecomisario de Berlín Bernhard Weiss, optaron […] por una actitud pasivo-agresiva hacia la policía y fueron retóricamente firmes en cuanto a la ley y el orden”. Burleigh añade que “Las simpatías de los policías probablemente se inclinasen por la derecha, aunque esto es difícil de determinar con cierta exactitud, ya que les estaba prohibido ingresar en el Partido Nazi, pero eso no quiere decir que no pudieran simpatizar secretamente con él”

En 1927 la policía de Berlín clausuró la sede local del Partido Nazi e interrumpió la recaudación de fondos y su propaganda editorial. Pero aquí no acabó su dureza respecto a los camisas pardas. En agosto el mismo año Weiss encarceló a 500 seguidores nazis cuando regresaban de un mitin en Nuremberg, acusándolos de pertenecer a una organización ilegal.

La presión de Weiss contra Partido Nazi fue tan intensa que en las elecciones locales en Berlín que se celebraron en mayo de 1928, los seguidores de Hitler solo obtuvieron el 1,5% de los votos. Fue entonces cuando la maquinaria propagandística nazi se puso en movimiento. El futuro Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, puso en su punto de mira al policía y comenzó una campaña de desprestigio en su diario Der Angriff (El Ataque). El hecho de ser judío y estar al frente de la policía de Berlín fue la munición que utilizaron los nazis contra Weiss. De esta manera se convirtió en el judío más odiado y estigmatizado de la República de Weimar.

La respuesta de Weiss fue demandar a Goebbels para impedir que hablara de él por difamarlo en este diario. El policía ganó varias veces sus batallas legales, pero con la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933, Weiss fue despojado de su ciudadanía alemana al ser judío. Junto con su familia, Berhard Weiss emigró a Londres, donde murió de cáncer en 1951 a la edad de 71 años. Actualmente el atrio de la estación de Friedrichstrasse en Berlín lleva su nombre.








martes, 24 de abril de 2012

Zamiátin: un visionario en medio de la tormenta


¿Cómo describiríamos la época histórica que nos ha tocado vivir? ¿Son los años del cambio tecnológico, de la burbuja inmobiliaria, o de la sostenibilidad? ¿O son tal vez los años de la crisis económica sin fin? ¿Alguien imagina hacia dónde nos dirigimos, o el microblogging de Twitter está reduciendo nuestra imaginación a 140 caracteres de extensión?

A veces hay personas que ven más allá de lo que les rodea e imaginan cómo será el mundo de aquí a unos años, y se deciden a escribirlo. El pasado mes de marzo se cumplieron 75 años de la muerte del escritor E. Zamiátin, un auténtico visionario de la literatura de ciencia-ficción que se adelantó en décadas al imaginar, en los años 20 del pasado siglo, al precursor del “Gran Hermano” orwelliano: el “Gran Benefactor”.

El ruso Evgueni Zamiátin (1884- 1937) vivió en un período difícil calificar, pero eso sí, fue apasionante. Zamiátin nació bajo el gobierno del Zar, fue Ingeniero naval, vivió el hundimiento del Titanic, sufrió la Gran Guerra, apoyó a los bolcheviques, tuvo que exiliarse por sus ideas políticas comunistas, y sus camaradas prohibieron la publicación de su gran novela de ciencia ficción “Nosotros” (1921) donde aparece el “Gran Benefactor”.

La sensación que da ver en perspectiva la vida de este intelectual ruso es como correr bajo un cielo muy nublado y amenazante que está a punto de descargar una tormenta de grandes proporciones. Zamiátin nació como súbdito del Zar, y murió como un apátrida en Paris donde estaba refugiado al ser perseguido y censurado por el aparato represor de la URSS. Y todo gracias a dos obras. Una es “Nosotros” (prohibida en su país hasta 1988), y la otra es el libreto de la ópera de D. Shostakovich, “La Nariz” (1930). Las críticas que recibió y la marginación que sufrieron las obras del escritor durante esos años fueron el detonante que le llevó a redactar una carta al mismísimo Stalin pidiéndole que le dejara exiliarse con su mujer lejos de la URSS.

Zamiátin nació en 1884 en Lebedyán, localidad situada 300 kilómetros al sur de Moscú, en la que vivió también una temporada el escritor Mihail Bulgakov. El padre de Zamiátin era sacerdote ortodoxo y su madre, interprete musical. En 1902 el joven escritor empezó a estudiar ingeniería naval en el Instituto Politécnico de San Petersburgo mientras descubría las ideas políticas de los bolcheviques.

Tres años después, Zamiátin viajó durante 1905 a ciudades como Estambul, Salónica, Alejandría, o Jaffa, entre otros destinos. Pero la revolución de octubre le pilló en San Petersburgo donde participó activamente en ella, lo que le valió pasar una temporada en prisión y el exilio. En 1908 finalizó sus estudios. Empezó su carrera literaria en esa época, pero en solo dos años pasó de ser elogiado a estar proscrito. En 1913 publicó “La vida en provincias”, una sátira de la sociedad burguesa de provincias, por el que fue alabado como escritor. Pero en 1914, su relato anti belicista “En el fin del mundo”, que describe la vida en una guarnición en Siberia, le costó ser denunciado y procesado por el gobierno ruso.

A parte de la literatura, la otra pasión de Zamiátin era la construcción de barcos. Por este motivo, en 1916 fue enviado a la ciudad inglesa de Newcastle, en plena I Guerra Mundial para supervisar y dirigir la construcción de varios rompehielos. El ruso volvió a su patria justo después de la revolución, y formó parte de la naciente intelectualidad soviética.

Su gran éxito fue “Nosotros” (1921), novela de ciencia ficción que ha sido inspiradora de otras obras como “Un mundo feliz” (1932) de A. Huxley o “1984” (1948) de George Orwell. En su obra más conocida, influenciada por las novelas y relatos de H. G Wells, el ruso nos presenta una sociedad futura distópica o anti-utópica donde las personas no tienen nombre sino solo un número. Así, el protagonista es D-503, el constructor de una nave espacial, la “Integral”, que tiene como misión difundir en otros mundos las bondades de una sociedad que tiene como máximo dirigente al llamado “Gran Benefactor”. De esta manera, en “Nosotros” leemos los antecedentes del “Gran Hermano”, y descubrimos que los edificios en esta sociedad imaginada por el ruso son transparentes porque los ciudadanos-números no tienen nada que ocultar, y el sexo está racionado mediante cupones que dan derecho a él siempre que se encuentra alguien dispuesto a canjearlo. Los ciudadanos viven en ciudades aisladas del mundo exterior por el llamado Muro Verde.

La complejidad del planteamiento de Zamiátin lleva a leer la novela desde varias perspectivas como la filosófica, la religiosa, o desde el psicoanálisis. El escritor nos muestra una nueva sociedad, con nuevas reglas, que hace de las personas, unos seres humanos nuevos. Si son mejores o peores, si viven mejor o peor, es una decisión que nos toca a los lectores dilucidar.

Darko Suvin en su obra “Metamorfosis de la ciencia ficción” (1984) escribió sobre esta novela que, “trajo a la ciencia ficción rusa la conciencia de que un nuevo mundo utópico no puede ser un paraíso estático e invariable de una religión nueva, aunque se trate de una religión del acero, de las matemáticas, y de los vuelos interplanetarios.”

Pero sobre todo, esta novela destaca por su sentido del humor y por su sátira constante que no deja de sorprendernos. Fernando A. Moreno, en su introducción a la edición de la novela en  la editorial Cátedra el año pasado dice que “toda la novela es un enorme juego de dudas, patetismo, juegos con personas y con ideologías…Toda la novela es un inmenso y complejo juego con el lector y, desde luego, con sus protagonistas, que a más de un lector terminarán pareciendo tristes y patéticos”.

La otra gran obra de Zamiátin, aunque un poco olvidada, es la adaptación como libreto operístico del relato “La nariz” (1835) de Nikolai Gogol, escrito junto con el compositor Shostakóvich, y los escritores Georgy Ionin y Alexander Preis. Escrita entre 1927 y 1928, “La nariz” describe la historia del mayor del ejército Kovaliev cuya nariz abandona su cara y desarrolla su propia vida. En esta ópera ( a la izqda. una representación de la obra en el festival de Aix-en-Provence en 2011) podemos encontrar todo el sentido del humor y la sátira de Zamiátin que no deja títere con cabeza: militares, policías, funcionarios del gobierno, damas de la alta sociedad… Pero el aparato intelectual soviético recibió mal esta ópera. Después de su estreno en el Teatro Maly Operny de Leningrado el 18 de enero de 1930, solo se representó en dieciséis ocasiones, y no se reestrenó en la URSS hasta 1974.


Esta obra situó a Shostakovich y a Zamiátin en una delicada situación, sobre todo al escritor, que estaba viendo como sus obras no se representaban en los teatros, caso de su gran éxito “La Pulga”, y era puesto como ejemplo por otros intelectuales de “enemigo de la URSS”. Un año después del estreno de la ópera Zaimátin escribió a Stalin pidiéndole que le dejara exiliarse. En 1932, el escritor y su mujer se fueron a vivir a París.

Cinco años después, a los 53 años, Zamiátin murió en la capital gala. La prensa soviética no publicó noticia alguna del deceso. Triste final para uno de los más grandes visionarios y precursores de la literatura de ciencia ficción de todos los tiempos.







miércoles, 11 de abril de 2012

Philip K. Dick: la exégesis de un escritor maldito


La fama estuvo toda la vida rondando al escritor norteamericano de ciencia-ficción Philip K. Dick (1928-1982). Pero le llego tarde el reconocimiento al autor de novelas como  El hombre en el castillo (1963), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) que inspiró la película Blade Runner, o Ubik (1969). Como otros muchos escritores calificados de “malditos”, Dick tuvo una vida llena de problemas económicos. Las adaptaciones al cine de algunas de sus obras, las constantes reediciones de sus novelas o relatos han solucionado la vida a su variada familia, que goza de los ingresos producidos por los derechos de autor que el escritor en vida apenas pudo disfrutar. Dick murió poco antes del estreno de Blade Runner, película que lo situó en ese punto de popularidad en el que el trabajo de un escritor o un artista empieza a ser descubierto por el gran público. Pero ese no fue el caso del norteamericano.

La lista de autores de ciencia ficción que apostaron por ese género, a pesar de saber que no era una salida profesional digna y que les condenaba a ser olvidados por las grandes editoriales, es casi interminable. Baste con citar al español Pascual Enguidanos (1923-2006), autor de la llamada “Saga Aznar” reconocida como la mejor serie de ciencia-ficción publicada en Europa, según la Convención Europea de Ciencia Ficción, celebrada en Bruselas en 1978).
Philip K. Dick es autor de numerosos relatos adaptados con mayor o menor fortuna al cine. Destacan La segunda variedad que se transformó en 1996 en Asesinos Cibernéticos, La paga, que se convirtió en Paychek en 2003, o El informe de la minoría (The minority report) llevada a la gran pantalla por S. Spielberg en 2002 con Tom Cruise como protagonista.

A la dcha. el director de cine R. Scott. a, la izda. P. K. D



La influencia de Philip K. Dick en el género de la ciencia-ficción es indudable ya desde sus primeras novelas escritas a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Por ellas desfilan gobiernos totalitarios, empresas que gobiernan veladamente las sociedades donde se encuentran, o las drogas como vehículo para la alteración de la consciencia pero promocionadas por empresas para que los ciudadanos no se den cuenta de la triste realidad que les rodea.
Gregg Rickman, el mayor cronista de Dick, propuso en Philip K. Dick. In his own words (1984) un esquema con tres etapas para orientarnos en la amplia obra dickiana:

  1. La primera (1951-1960), la etapa política, abarca desde los primeros cuentos hasta Confesiones de un artista de mierda.
  2. La segunda (1962-1970), la etapa metafísica, desde El hombre en el castillo hasta Fluyan mis lágrimas, dijo el policía.
  3. La última etapa (1974-1981), la etapa mesiánica, desde la experiencia VALIS hasta la publicación de La transmigración de Timothy Archer.[
No hay que olvidar las distopías  o ucronías como uno de los ejes argumentales que más cultivó Dick. El término ucronía es un género literario que se caracteriza porque la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como lo ocurrió en realidad. En El hombre del castillo, Premio Hugo en 1963, Dick sitúa la trama en los Estados Unidos, 15 años después de que las fuerzas del Eje hayan derrotado a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. En este mundo alternativo, el antiguo territorio de los Estados Unidos ha sido dividido en tres partes, ocupando su costa este fuerzas alemanas y la costa oeste fuerzas japonesas, ubicándose en medio una franja de estados autónomos.


El norteamericano también cultivó la distopía, llamada también antiutopía, que es una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El término fue acuñado como antónimo de «utopía» y se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad ficticia, frecuentemente emplazada en el futuro cercano, donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo —generalmente a cargo de un Estado autoritario o totalitario— llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia. En la literatura hay abundantes ejemplos de distopías, pero baste con citar 1984 de G. Orwell, Fahrenheit 451 de R. Bradbury, o Un mundo feliz de A. Huxley.

 Como ejemplo de las distopías en Philip K. Dick tenemos La penúltima verdad (1964) donde la humanidad se encuentra recluida en unas ciudades subterráneas donde se ha refugiado después de estallar la 3ª Guerra Mundial mientras un grupo de políticos y dirigentes conduce la guerra en la superficie con la ayuda de ejércitos de robots que se fabrican en los asentamientos bajo tierra.

“Realidad es lo que no desaparece cuando has dejado de creer en ella.”, dice el escritor en su novela más autobiográfica, Valis (1981). Precisamente la capacidad para percibir la realidad como algo coherente y real, o como un engaño constante que incluiría saltos en el tiempo o la participación de robots con apariencia humana, son otro de sus temas preferidos.

Pero si hay una idea central que se aparece una y otra vez y que impregna la obra de Dick, es el de la percepción de la realidad, hecho directamente relacionado con los problemas mentales que padeció el norteamericano durante toda su vida.
En Valis, Dick escribe: “Uno de los primeros síntomas de la psicosis consiste en pensar que quizás se esté volviendo psicótico […] No se puede pensar en la locura sin convertirse en parte de ella.” Y añade que “Los que padecen perturbaciones mentales no aplican el principio de parsimonia científica: la teoría más simple para explicar un cierto conjunto de datos. Prefieren el barroquismo.” De esta manera, esta novela se convierte en una especie de auto psicoanálisis de Dick, que llega a la conclusión que es un enfermo mental, hecho que no le desagrada. Pero el tema que subyace en sus últimas novelas es el encuentro con una entidad divina llamada “Cebra”, o SIstema de VAsta INteligencia VIva (en inglés: Valis).

Contactara o no con una inteligencia superior, Dick empezó a escribir de manera compulsiva una especie de diario tras sus experiencias visionarias en febrero y marzo de 1974, a las que denominó "02.03.74". Estas visiones se iniciaron poco después de que el norteamericano se viera afectado por la extracción de una muela del juicio. Cuando una repartidora de la farmacia trajo su medicación para el dolor, se dio cuenta del collar Ichthys que llevaba y la preguntó qué quería decir. Ella respondió que se trataba de un símbolo utilizado por los primeros cristianos, y en ese momento comenzaron las experiencias religiosas de Dick. El escritor experimentó más visiones, incluyendo una presentación alucinatoria de patrones abstractos y una rica información de un haz de luz rosa.


Todos estos diarios, que suman más de 8.000 páginas, se agrupan bajo el título Exégesis. En la Exégesis, Dick teorizó sobre los orígenes y el significado de estas experiencias visionarias, concluyendo frecuentemente que eran de naturaleza religiosa. La palabra exégesis significa “extraer el significado de un texto dado”, y el concepto involucra una interpretación crítica y completa de un texto especialmente religioso.


Este pasado mes de noviembre se publicó el primer volumen de esta obra en inglés editada por  Houghton Mifflin. Con todo, la obra de Dick sigue siendo desconocida para la mayor parte del público lector de ciencia ficción de nuestro país. La diversidad y profundidad temática de sus obras hacen del norteamericano un autor de culto en estos inicios de siglo XXI.

viernes, 16 de marzo de 2012

"Compañía K": la obra maestra escondida


La editorial Libros del Silencio acaba de publicar la obra Compañía K del escritor norteamericano William March (1893-1954). La novela describe las experiencias que un grupo de soldados durante la Primera Guerra Mundial en primera persona. March dedica 113 pequeños episodios a cada uno de los integrantes de la Compañía K, y a través de sus historias nos podemos hacer una ligera idea de lo que fue aquel conflicto, y en general, cualquier guerra.

Esta novela, inédita en castellano hasta la fecha, es un claro antecedente de la literatura antibelicista, y se la ha comparado a veces con “Trampa 22” (1961) de Joseph Heller o “Sin novedad en el frente” (1929) de Erich Maria Remarque. March publicó su obra en 1933, cuando los ecos de la Gran Guerra habían dejado de sonar, y el ascenso del nacionalsocialismo en Alemania y la consolidación del Fascismo en Italia no hacían presagiar un futuro sin conflictos armados.

La primera cuestión interesante sobre esta novela es que el autor escribe sobre una compañía concreta de los Marines norteamericanos que luchó desde 1917 en el sector de Verdún, en la batalla del bosque de Belleau, en la de Sant-Mihiel, en el ataque a Mont Blanc, y en la ofensiva del Meuse-Argonne. Como curiosidad sobre la batalla de Sant-Mihiel cabe destacar que entre las tropas norteamericanas, a parte de la Compañía K, participaron en ella dos protagonistas de la II Guerra Mundial: Douglas MacArthur mandando una brigada, y Georges Patton dirigiendo un batallón mixto de tanques franceses y norteamericanos.

La compañía K existió de verdad, y March perteneció a ella con todos los honores porque fue condecorado tres veces: con la Croix de Guerre francesa, y con las norteamericanas Cruz por Servicio Distinguido, y la Cruz de la Armada. Pero el autor va más allá de una mera descripción de hechos desagradables, curiosos o tristes relacionados con el día a día de un grupo de soldados. Como reconoce Philip D. Beidler, profesor de literatura norteamericana en la Universidad de Alabama en el prólogo al libro: “Su intención no es escribir únicamente acerca de su compañía de hombres en la guerra, sino acerca de cualquier compañía de hombres en cualquier guerra, acerca nada menos que de la guerra misma.”

Otra cuestión que hay que tener en cuenta es la falta de una tradición literaria en EE.UU a la hora de escribir sobre conflictos bélicos en los que han participado norteamericanos antes de la Primera Guerra Mundial. Si bien este país vivió una guerra civil sangrienta que dividió el país entre 1861 y 1865, las fuentes para conocer mejor ese conflicto no son literarias sino que están más cercanas al género epistolar, a la prensa de la época, o las autobiografías.  La fuerza arrolladora de la Gran Guerra cambió este panorama y dio voz a una generación de escritores como Dos Passos, Hemingway…y William March.

Acabado el conflicto, una nueva forma de novelar la guerra, de contar las situaciones y los momentos vividos en el frente europeo se fue abriendo paso en la literatura norteamericana. Se describía de una manera realista la guerra en todas sus dimensiones, pero, sobre todo, desde el punto de vista del combatiente, como ocurre con esta novela.

Ahora estamos acostumbrados a esa manera de narrar ya que la Segunda Guerra Mundial produjo todo un género literario propio con obras como “Los desnudos y los muertos” de Mailer o “Matadero 5” de Vonnegut, por citar algunas de ellas. Pero en el período de entreguerras, Compañía K fue un revulsivo literario de primer orden: por su innovación a la hora de presentar un relato fragmentado de los horrores de la guerra con capítulos cortos, y sobre todo por ir más allá del conflicto y hablar de la vuelta de los soldados a sus casas y de las secuelas que sufrieron.

Por las páginas de este libro desfila la buena suerte, los héroes a su pesar, los cobardes, también a su pesar, la neurosis de guerra, la mala suerte, los tipos listos, los perdedores, y también la ironía, ese elemento que no puede faltar en un libro sobre la guerra.

Compañía K retrata el microcosmos de la degradación, la miseria y la brutalidad, de la que son capaces los hombres que hacen la guerra a pie de trinchera. Hasta ahora ha permanecido oculta esta auténtica joya literaria. Pero ha llegado el momento de leerla, y de reivindicarla como una obra maestra de nuestro tiempo.