jueves, 3 de noviembre de 2011

Blasco Ibáñez superstar


El MUVIM de Valencia dedica una completa exposición que recorre la vida y obra del escritor, político, periodista y aventurero valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Un personaje del que todos han oído hablar pero que pocos conocen su biografía llena de increíbles sucesos. La vida de Blasco Ibáñez da para escribir una novela por la cantidad de aventuras que vivió, y que en esta exposición podemos conocer con más detalle.

La dimensión pública de Blasco Ibáñez en su época no se puede comparar con nada. Si viviera hoy en día podría parecerse a una estrella de cine o a un grupo musical de moda. Para comprobar esto último nos podemos detener en la llegada de los restos mortales del escritor a la ciudad de Valencia a principios de los años treinta del pasado siglo. El presidente del gobierno de turno decretó cinco días de permiso para los funcionarios que quisieran ir a su entierro. De hecho, miles de personas se agolparon en el puerto de Valencia para escoltar sus restos hasta el cementerio.

Su final fue digno de la vida que vivió. El escritor basculó entre lo excesivo para la época, y lo apasionado de un idealista que puso en marcha, por ejemplo, una colonia agrícola en Argentina llamada “Nueva Valencia”. Blasco Ibáñez ganó mucho dinero en vida, y también lo perdió todo y se arruinó. Se rehízo gracias a la venta de las adaptaciones de algunos de sus libros a la gran pantalla, concretamente a diversas productoras de Hollywood. El escritor valenciano fue todo un visionario para su época por apostar por el cine como medio de difusión de sus obras, y además, no tuvo reparos en hacer los cambios precisos en sus novelas para mejorar los guiones cinematográficos.

En la exposición se pueden ver los contratos originales que firmó con empresas como la Metro Goldwyn Mayer, que le pagó una fortuna para la época por la compra de los derechos de algunos de sus libros como “Sangre y Arena”, “Mare Nostrum” o “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”. Precisamente, la adaptación de esta última, en 1962 ya fallecido Blasco Ibáñez, reportó a sus herederos más de diez millones de pesetas de la época.

De todos los aspectos tratados en la exposición, se echa en falta el estudio de la relación entre Blasco Ibáñez y la música. Amante de la ópera, el escritor era devoto de la música de Beethoven y de Wagner. De hecho, uno de sus cuatro hijos se llamó Sigfrido, héroe nórdico y protagonista de una ópera del compositor alemán estrenada en 1876. En su novela “Entre Naranjos”, podemos leer una reflexión sobre Beethoven que hace un personaje: “El loco del doctor tenía dos santos: Castelar y Beethoven, cuyos retratos figuraban en todas las habitaciones de su casa, hasta en el granero. Ese Beethoven (por si no lo sabéis), es un italiano o inglés, no lo sé cierto, de esos que se sacan la música de la cabeza para que la toquen en los teatros”.

La exposición es muy recomendable para saber un poco más del personaje valenciano más internacional del siglo XX.


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