Hace unos días el diario francés “Le
Figaro” publicó un artículo donde alertaba de una nueva estrategia comercial de
las empresas chinas. Se trata de comprar el derecho a utilizar el nombre de una
marca comercial de fabricantes de televisores o equipos electrónicos, en este
caso franceses, como Thomson o Alcatel, para introducir en el mercado mundial
productos chinos de la marca TCL. De esta manera, la venta de licencias
comerciales para poner el nombre de una marca conocida a un producto chino se
está convirtiendo en un lucrativo negocio. Según el vicepresidente de TCL
Europa, Didier Juin “si Thomson ha perdido una parte de su notoriedad, la marca
conserva su capital confianza y continúa su percepción como producto que ofrece
una buena relación calidad-precio”.
La estrategia del grupo
empresarial chino es sencilla. TCL ha elegido el nombre de la marca francesa
para colocar en el mercado sus televisores de gama media, mientras que en la
gama alta mantiene su denominación original. Con estas dos marcas, la empresa
china ya ha conseguido el 4% de las ventas de TV en Francia. Se trata de un
doble negocio ya que, por una parte, TCL ha entrado con fuerza en el mercado
francés y europeo gracias al reconocimiento de los compradores de la marca
Thomson. Y por otro lado, el propietario de la marca, la sociedad Technicolor,
ha encontrado una manera de explotar la licencia del nombre comercial de la
antigua compañía de productos electrónicos.
Parece que este camino de
comerciar con las marcas para atraer al consumidor no es exclusivo de Francia.
La empresa holandesa Philips anunció la pasada primavera la creación de una
empresa mixta (en la que tendrá el 30% de las acciones) con la china TPV. El
objetivo es fabricar televisores que lleven el nombre de la multinacional
europea pero fabricados por la empresa china. La nueva empresa será responsable
del diseño, fabricación, distribución, comercialización y ventas en todo el
mundo del negocio de Televisión de Philips, con la excepción de China, India,
Estados Unidos, Canadá, México y algunos países de América del Sur.
Pero todas las marcas chinas no apuestan
por comprar estas licencias occidentales. Las hay que apuestan por crear ellas
mismas su propio sello comercial. Es el caso de Haier, propiedad de la empresa
Changdong, que exporta a todo el mundo bajo este nombre europeizado.
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