La Federación de Sociedades
Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV) ha encargado un informe al equipo de Economía de la Cultura
del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local de la Universidad de Valencia
para estudiar el potencial económico de las bandas de música valencianas. Y el
resultado es para llevarse las manos a la cabeza. El impacto económico de
nuestras bandas es de más de 50 millones de euros cada año, y podría llegar a
los 60 si se declarasen todos los servicios que prestan. Pero además de esto,
hay que tener en cuenta el patrimonio que atesoran las bandas como por ejemplo,
sus sedes que alcanzan un valor de más de 80 millones de euros, sus
instrumentos musicales, que rondan los 28 millones, y las partituras que están
cerca de los 14 millones.
Además, las sociedades musicales
generan más de 1.800 puestos de trabajo directos entre directores y el profesorado
de sus escuelas de música. Todo esto sin contar con el trabajo anónimo de miles
de voluntarios que echan una mano en sus respectivas sociedades los días de
diario o los fines de semana, y cuyo valor económico es difícil de cuantificar.
La actividad de las sociedades no
para y en el año en que se realizó el estudio, 2009, éstas ofrecieron más de
11.000 pasacalles, más de 3.000 conciertos, y cerca de 1.800 actos de otras
formaciones como quintetos, corales o grupos instrumentales.
La radiografía que nos ofrece la
FSMCV no olvida las fuentes de financiación de las bandas y desmitifica la idea
de la subvención pública como su principal fuente de ingresos. El estudio
afirma que el 21% de los ingresos de las bandas provienen de las subvenciones y
el 77% de la propia actividad que generan.
Con todos estos datos en la mano
está claro que las sociedades musicales valencianas son una industria cultural
de primer nivel en nuestro país. Pero ni sus propias directivas ni las
administraciones públicas valencianas saben cómo sacar mayor partido a este
hecho, y aquí está el auténtico reto de cara al futuro. Este estudio servirá,
sobre todo, para que las sociedades elaboren un plan estratégico de cara a
mejorar su financiación, que es el verdadero dolor de cabeza de las bandas.